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32 y les mostró la cabeza del impío Nicanor y el brazo que él, insultando a Dios, había dirigido lleno de arrogancia contra el santo templo del Todopoderoso; 33 después le cortó la lengua al impío Nicanor, y ordenó que la hicieran pedazos y se la dieran a las aves de rapiña, y que colocaran el brazo delante del templo, en pago de su locura. 34 Todos, entonces, mirando hacia el cielo y alabando al Señor, que se había hecho presente, dijeron: «¡Alabado sea el Señor, que ha conservado puro su templo!»

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